Beschreibung:
<jats:p>Los pueblos originarios no son escuchados en México. Ante esta falta de escucha, lo primero transformador que puede hacerse es empezar a escuchar. La escucha, para ser de verdad transformadora, deberá evitar al menos tres vicios: el de la objetivación practicada por el científico, el exceso de comprensión del portavoz y la obstinación de los mineros del alma que arrancan las palabras, fuerzan y controlan o deciden la comunicación, y convierten la escucha en un interrogatorio. Después de criticarse estos tres vicios, el artículo propone una escucha en silencio y en respeto, pero en la que hay lugar para el diálogo, recordándose lo que los pueblos originarios han dicho en el pasado e intentando escuchar su voz indígena en el rumor silenciado y ahora silencioso de nuestra propia voz mestiza.</jats:p>